domingo, 6 de mayo de 2012

Verdes de felicidad



Verdes de felicidad

Antes, durante y sobretodo después del partido, se vive en León una gran celebración
Por Karla Hernández / Óscar Arrache | Mayo 06, 2012
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Verdes de felicidad

LEÓN, Guanajuato.- El último gol del León coronó a los esmeraldas, los festejos no se hicieron esperar la gente que no pudo accesar al partido festejo a  afuera del estadio, sin conocerse algunos se abrazaron y gritaron el triunfo esmeralda.

En la parte de enfrente del estadio un grupo de aficionados que veían el partido no pararon de gritar, fue tanta su emoción que ocuparon casi un carril del lado derecho del López Mateos para celebrar.

Niños, adultos y hasta los abuelos no pararon de cantar la tradicional porra “¡Vamos a Volver, Vamos a Volver”! mientras que salían de estadio y se iban directo al Arco de la Calzada para festejar el triunfo de su equipo.

El Arco de la Calzada estaba tapizado de panzas verdes y es que los aficionados no perdieron ni un sólo segundo para bailar entre tambores, echar espuma y hasta agitar los carros que iban pasando.

Desde camionetas con cajones hasta las patrullas de Tránsito y Policía eran agitadas por todos los apasionados de los esmeraldas que no dudan que el León subirá a Primera División.

La espuma no pudo faltar y es que entre la emoción llenaban a todo los que pasaran por esa zona, mientras que en la parte delantera del arco un grupo de jóvenes cantaba el himno que decía: “Cuando juega el equipo de León se torna y se desata la pasión y la afición ruge como un León”.

Las mujeres no pudieron faltar a la celebración sin miedo, ni pudor también celebraron, entre gritos y porras fueron las primeras en agitar las banderas afuera y arriba del puente que está sobre el estadio, en el Bulevar López Mateos, unas hasta se soltaron el cabello a manera de celebración otras la camiseta ondearon en honor al triunfo.

Un hervidero

El estadio Nou Camp fue un hervidero de palmeras verdes y blancas, de las pelucas verdes, del spray de nieve que comenzó a tapizar los vehículos y con almas que suelan con que se termine el calvario de más de 10 años.

Sabedores que aún no se ha ganado nada, la comunión del público se dejó sentir en la grama del inmueble de la avenida López Mateos, con un estadio triple mundialista que se colmó pasadas las 6 de la tarde.

La bandera de la FIFA y el Fair Play se ondeó minutos antes de comenzado el encuentro, con el himno nacional a máximo volumen y con más de 33 mil gargantas que corearon la obra de Francisco González Bocanegra.

La plana mayor del equipo leonés, tuvo como representante a Jesús Martínez Murguía que fue un manojo de nervios y que no tuvo la visita de su padre que estaba presente en el partido América-Pachuca.

Los aspirantes a la gobernatura del estado, no perdieron  oportunidad de darse a conocer en el graderío, además de un séquito de invitados que acompañaron a los abanderados de los diferentes partidos políticos.

Cuando cayeron los tantos, el Nou Camp se convirtió en un manicomio y las nubes negras no trajeron preciosamente agua pluvial, sino que la hinchada local arrojó las bebidas que tenían a la mano, con unos cuantos deseosos de que fuera cerveza.

Pero la mojada no importó, hubo miles de sonrisas que por fin ven en el panorama un León que vuelve a rugir, con una tradición que ha estado perdida por más de 10 años de la élite del futbol y con un clamor popular que ahora esperará una semana más para dar el rugido final con rumbo al máximo circuito.

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