Ya somos de Primera!

Crónica. ¡Ya somos de Primera!
REDACCIÓN/MANUEL ÁLVAREZ/SHAYRA ALBAÑIL
NOTA PUBLICADA: 13/5/2012

Diez de los quince años que ha ido al estadio, los padeció en la Liga de Ascenso, pero ayer por fin respiró.
Iván corría como loco de un pasillo a otro, brincaba y no soltaba las cervezas que le costaron más de 55 minutos comprar.

“Ya, por fin”, fueron las palabras que esbozó cuando cayó el gol de Hernán Darío Burbano; significaba el 3-0 en el conteo del juego de ida, pero era un verdadero respiro para la afición, que representó como nunca y como siempre Iván.

Las lágrimas se perdían entre la alegría; un metro cuadrado alrededor del joven leonés era un verdadero caos. La emoción se multiplicaba palmo a palmo en el estadio.

“¡Estamos en Primera!”, gritó hasta perder el aliento y quedar sentado en su sitio y mecerse los cabellos.

Levantó la cara y los ojos estaban invadidos de llanto. Su amigo Toño Bueno sólo le palmeaba la espalda mientras seguía brincando.

Uno a uno, los goles cayeron, dos más, pero la efervescencia del momento igual se elevaba, mientras el estadio se cimbraba con la celebración.

Iván no sabía ni dónde había quedado su lugar, le emoción y él eran una sola persona.

“Tuve que aguantar muchísimos partidos, como 300, para poder ver a mi equipo en Primera de nuevo, ya ni me acordaba la alegría que se siente estar en este punto, pero ya, ya lo logramos, estamos de regreso”, dijo.

El aire y la emoción le alcanzaban para mucho, todavía lanzó un par de improperios a José Luis “Parejita” López que jugaba por la banda donde estaba ubicado con sus amigos.

“Caminos de Guanajuato”, “Cielito Lindo” y decenas de porras salían de su maltrecha voz. El “sí se puede”, se transformó de inmediato por el “Ya volvimos” y la gente de su alrededor se dejó contagiar por la inmensa alegría que le significó el triunfo.

Con el quinto gol, la locura era incontenible, la oleada verde se hacía presente en todos los medios nacionales que se revolvían para llegar al campo.

Las bengalas aparecieron en los aficionados de la Puerta 5 y significó un nuevo aire para los seguidores leoneses en el estadio León.

“¡A guevo!”, repetía una y otra vez Iván mientras besaba el escudo de la playera verde, la más nueva que tenía puesta.

Tras levantar el trofeo, la apuesta fue “esta noche a celebrar toda la noche, yo creo que voy a regresar a mi casa hasta el lunes o martes”. Y volvió a los festejos, esos que guardó desde niño y ahora como joven puede lanzar al aire.

Paralizan la ciudad

No fue un día sin auto, tampoco el primero de enero pero ayer durante 90 minutos la ciudad lució como su lo fuera.

Durante los 90 minutos que duró el partido León- Correcaminos la ciudad lució más tranquila, algunas calles se quedaron totalmente vacías, mientras que en los principales bulevares el tráfico fluía rápidamente y por momento se quedaban vacíos.

Fue una noche de sábado diferente, al menos durante esos 90 minutos, los vehículos desparecieron de las calles; las concentraciones eran de personas pero que estaban reunidos en los puntos clave, el estadio, en la plaza principal, los bares y restaurantes.

Previo al arranque del partido, desde cuatro horas antes el escenario era diferente, en especial en las calles y bulevares cercanos al Estadio León el tráfico era denso y fluía lentamente.

El tráfico de peatones en las calles era similar. Desde las cuatro de la tarde miles caminaban hacia el estadio y otros abarrotaron las orugas para llegar al lugar elegido para ver el partido.

Pero luego todo se transformó, incluso en las estaciones de transferencia de la red del Optibús como San Juan Bosco y San Jerónimo aunque tampoco se quedaron plenamente vacías sí disminuyó considerablemente la cantidad de personas que de ocho de la noche a nueve buscaban trasladarse de un punto a otro de la ciudad.

Entre más lejanas estaban las calles del estadio más solas se observaron al menos durante estos 90 minutos, el los que la atención de la ciudad entera, con su millón 400 mil habitantes se concentró en los goles que anotó el León.