lunes, 14 de mayo de 2012

No se acaba la fiesta



No se acaba la fiesta
Los aficionados que sí durmieron, salieron a las calles a relevar a los que se retiraban a sus casas

Por Vanya De La Cruz / Carlos Pacheco | Mayo 14, 2012

Fue un buen día para pasear con la familia y lucir los colores del orgullo.

León amaneció desgastado por las celebraciones del ascenso, aunque los pocos aficionados leoneses que continuaban en las calles disfrutaban –ojerosos- de un nuevo amanecer futbolístico para la ciudad.

Los que se vieron “obligados” a madrugar, tuvieron que ceder su tiempo de descanso y tomar con filosofía las actividades cotidianas; a los que se los permitió su resaca futbolística, salieron a matar el hambre a las menuderías, a las taquerías, a los tianguis, o simplemente a pasear en vehículos que van, al igual que sus conductores, ataviados con los colores que son el orgullo de la ciudad.

“Volvemos a Primera División, es un sueño, han pasado más de 12 horas desde que ganó el León, y continuamos festejando” comentó Luis, un joven que, con la camisa y bandera del equipo, circulaba sobre el bulevar Hidalgo.

Disfruta del campeonato

La mañana del domingo, en que la ciudad despertó como una plaza de Primera, Edgar Hernández, portero del equipo León, salió a jugar con su pequeña hija, disfrutando la vista de una ciudad que se ha entregado a los jugadores verdiblancos.

El equipo puede estar seguro de que el recuerdo de su triunfo vivirá por mucho tiempo

Al preguntarle qué había sentido al realizar las 2 atajadas que permitieron que el León continuara con vida, respondió, sencillo como de costumbre, que fue suerte. “Fueron momentos de mucha suerte. Me encontré con el balón allá, en el campo de ellos, y el único problema que tuve acá fue el cabezazo que pudimos contener, pero la defensa trabajó excelente, Burbano se lució, todos hicieron un gran trabajo”, enfatizó.

Algunos hasta lloraron…

La afición no es la única que se mostró contenta y emotiva con el ascenso del equipo esmeralda, pues uno que otro personaje público admitió haber sido asaltado por el júbilo del partido. El arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, aceptó que el triunfo del equipo le provocó una fuerte emotividad que no logró ocultar.

“Yo no tuve la oportunidad ciertamente de ir al estadio, pero a través de la televisión pude seguir [el partido] y, bueno, pues en algún momento la emoción también me hizo derramar alguna que otra lagrimita, porque estábamos todos muy emotivos y yo creo que es legítimo”.

Respecto a los señalamientos sobre peticiones hechas por aficionados feligreses al Papa Benedicto XVI durante su visita, para que ascendieran los Esmeraldas, el arzobispo dijo: “El milagro lo hicieron pues todos los que pusieron su mejor esfuerzo y la organización y los jugadores y en último término la afición, que acompañó siempre al equipo de una manera tan contundente”.

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