domingo, 24 de junio de 2012

Quiere ‘su estadio’



Quiere ‘su estadio’
AGENCIA REFORMA/MÉXICO
NOTA PUBLICADA: 24/6/2012

El empresario Roberto Zermeño espera que el Estadio León, mejor conocido como Nou Camp, regrese a sus manos a más tardar en 6 meses, en el juicio que ha sostenido desde el 2008 contra el Ayuntamiento de León por la posesión del inmueble.
“Legalmente lo tenemos, es un fideicomiso irrevocable que no podían extinguir, esos son los argumentos que todas las instancias de los tribunales han resuelto a nuestro favor, y yo creo que ya no tarda la resolución final en donde el estadio otra vez es propiedad del Club Social y Deportivo León”, explicó ayer Zermeño, quien fuera propietario de los Esmeraldas.

“Los últimos dueños y propietarios es la familia Zermeño, integrado con el actual presidente que es Héctor González González, importantísimo empresario, no tiene tapujos ni compromisos extra con nadie, estamos de socios en esta resolución”.

No quiere afectar

Sin embargo, Zermeño aseguró que eso no implicará ningún riesgo para los actuales Panzas Verdes que disputarán la Liga MX desde el Apertura 2012, ya que él seguiría rentando el estadio al club.

“Yo quiero respetar a Jesús (Martínez, dueño del León) que es un extraordinario amigo desde hace 22 años, que estamos metidos en el futbol, el problema es la tierra, yo no tengo bronca”, apuntó.

“Si una vez que la resolución final salga a nuestro favor como es lo que esperamos, y lo negocio con los del Ayuntamiento, el Ayuntamiento se los seguirá rentando como en este momento se los hace, y si la propiedad no regresa a nosotros, y el Ayuntamiento no lo compra, pues yo con mucho gusto se lo prestamos y rentamos al amigo Jesús”.

Zermeño consideró que el inmueble es de un valor incalculable por muchas razones, por lo que venderlo a algún interesado sería complicado.

“Tiene un valor catastral de 176 millones de pesos como costo catastral, pero sabemos que es imposible, es un estadio que está ubicado en la mejor zona de la ciudad, son 60 mil metros cuadrados más la construcción del estadio”, agregó.

“Entonces no le veo yo precio, es algo que la ciudad quiere y obviamente seguirá siendo de la ciudad”, finalizó el Ingeniero Roberto Zermeño.

‘El estadio es de León’

Antonio “La Tota” Carbajal, miembro del Fideicomiso Ciudadano que administró los bienes del club León entre 1999 y 2007, descartó que Roberto Zermeño pueda comprobar legalmente que es dueño del Estadio Nou Camp.

“El estadio es del Municipio, es de León, ni siquiera es de alguna persona más, menos de Zermeño”, señaló el ex jugador.

Recordó que al inicio de la década pasada, el Municipio le dio derechos a Zermeño para utilizar el inmueble e incluso para comercializar un área del estacionamiento, pero en momento alguno se cedió la propiedad.

“Si hoy Zermeño se pone a alegar que el estadio es suyo, hay que preguntarle primero quién se lo vendió, porque es imposible que alguien se lo diera, si siempre ha sido del Municipio”, añadió.

Ayer, Zermeño declaró en la Ciudad de México que tratará de obtener la propiedad del estadio, cuyo costo con todo y terrenos calcula en 176 millones de pesos, aunque está dispuesto a negociar una renta con Jesús Martínez, dueño del club León.

“Pero yo puedo decir que desde hace alrededor de siete años, cuando Zermeño veía perdidos sus casos, nos entregó al Fideicomiso una carta en la que cedía todos sus supuestos derechos sobre el estadio.

“En esta carta incluso dice que es un placer devolver lo que no es suyo, así que hoy con qué cara puede reclamar algo. ¿Quién le cree a Zermeño?”, añade Carbajal.

El ocaso

En 1995, con algunos problemas económicos, Zermeño decide salir del escenario futbolero y le vende el club al hasta entonces desconocido Valente Aguirre Meza. Pero en junio de 1999, Valente Aguirre decidía venderle el club a Francisco Bernat para que se lo llevara a Puebla. Zermeño se ofrece para comprar el equipo con el apoyo del Municipio y, respaldado por miles de aficionados. Pero la magia estaba agotada desde el título de 1992 y el rumbo fue errático.

El pleito

En un acto de magia, apenas unos días antes de que se concretara el descenso, Zermeño le vendió el club a otro desconocido: Carlos Agustín Ahumada Kurtz. Se pactó un pago de 4 millones de dólares por la institución y aunque León dejó la Primera División, Ahumada se comprometió a pagar sin problemas. El ‘romance’ Zermeño-Ahumada se rompió al año siguiente y el ‘Inge’ reclamó la devolución del equipo, alegando que el argentino sólo pagó la mitad del precio acordado.

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