REGINA YÉPEZ / LEÓN, GTO. Publicada el 01/05/2015
Por primera vez en lo que va de la temporada, la directiva y cuerpo técnico de León, decidieron abrir las puertas de un entrenamiento para celebrar a sus aficionados más pequeños, esos que no conocen de malas rachas y no reclaman, sólo quieren estar cerca, conseguir una foto, arropar a su equipo.
La fila de impacientes seguidores llegaba al Domo de la Feria cuando el reloj marcaba las 9 de la mañana; pero ni la escuela, ni el frío, ni la espera disminuyó el ánimo de los niños mientras esperaban de la mano de sus padres.
¡Nacho!, ¡Chapito!, ¡Elías!, todos gritaron hasta desgañitarse cuando sus ídolos aparecieron en el terreno de juego... y eso que apenas los habían visto llegar. Los jugadores sonreían al ver a tanta gente, los de León siempre han sido así, fieles hasta el cansancio.
Pero ni tan atípica práctica cambió a Pizzi, el timonel felino se reveló como alguien insistente, que le gusta dejar claras sus instrucciones pero que habla poco. Lo necesario.
La práctica transcurrió con normalidad: ejercicios sencillos, sin una carga física importante; pero nadie se alejó del barandal cuando los Verdes practicaron sus remates a puerta: ¡Gol!, era lo único que se escuchaba con cada anotación.
El ‘Gallo’ festejaba, ‘Gullit’, se lamentaba por sus fallas, Montes se reía y Boselli los observaba desde afuera. Todo un espectáculo de una hora más o menos, para los niños.
A las 11 de la mañana, la locura por conseguir un autógrafo; todos fueron requeridos y todos atendieron, hasta Jesús Martínez que observaba a su equipo desde el palco. Sólo Gonzalo Ríos, Canuto y Marcos Caicedo, entre otros jóvenes, prefirieron quedarse sentados en la banca.
Y es que los reflectores se los llevaron otros, los de siempre, los que hicieron a los pequeños olvidarse un momento de las obligaciones, de la escuela, para disfrutar el Día del Niño donde más les gusta estar: en el estadio.
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