Publicado el:30 / 01 / 2014 dentro de: Deportes
(REGINA YÉPEZ)
Cuarenta y cinco minutos les bastaron a cada uno de los jugadores esmeraldas en el partido del Tri ante Corea del Sur para demostrar que Rafael Márquez no será el único seguro en el planteamiento de Miguel Herrera; en el que destacó el toque de atrevimiento que Luis Montes puso en el complmento.
Si bien un marcador de 4-0 provoca pensar éste fue un duelo sin mayores complicaciones para la Selección Mexicana, la realidad es que el conjunto del “Piojo” denotó cierta falta de entendimiento ante un rival que atacó desde el primer momento.
Allí, en la zona baja, Rafael Márquez, tuvo que hacerse presente en varias ocasiones, quedándose cerca de provocar un penal sobre uno de los jugadores coreanos que, para fortuna azteca, no fue sancionado por el árbitro del encuentro.
Pero Márquez no fue el único que levantó la mano, también Carlos Peña respondió a la confianza de Herrera al tener una de las opciones más claras de cara al arco asiático, desafortunadamente para el “Gullit” el disparo se fue por la parte de afuera de la red.
Poco después, Peña influyó de forma importante en el gol con el que Oribe Peralta abrió el tanteador, así como en el primer gol de Pulido antes de que finalizara el primer tiempo, participando en ambas jugadas para luego abandonar la cancha.
Por su parte, José Juan Vázquez, en su primer llamado al Tricolor, hizo lo que sabe hacer, poner orden en la media cancha y tratar, además, de que el balón pasara más tiempo en pies mexicanos, cosa que logró, al menos en el primer tiempo.
Para el complemento, sólo Luis Montes -como representante esmeralda- ingresó a la cancha del Alamodome de San Antonio, destacando la picardía que puso al ataque mexicano que desapareció en el segundo tiempo, sólo el “Chapo” se atrevió a realizar una jugada ofensiva, al 68′, que no prosperó.
Poco después, influyó en la jugada en la que Alan Pulido, pese a los soporífero del duelo, se encontró con su cuarta anotación luego de un disparo rechazado, primero de Montes y luego de Aldo de Nigris.
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