domingo, 26 de febrero de 2012

Hasta el perro lo disfrutó


Hasta el perro lo disfrutó
El pequeño perrito tuvo sus cinco minutos de fama. Foto: Eduardo Maceira / El Sol de León
El Sol de León
26 de febrero de 2012


César Toledo Bermúdez

Irapuato, Gto.- El Clásico del Bajío se vive, se disfruta, se huele y se percibe de una manera diferente, nadie pero absolutamente nadie se quiso perder este partido y hasta el poder perruno se hizo presente en la cancha de los freseros.

Pudo ser su primera vez en el estadio y mientras reporteros y aficionados peleaban por un acceso, el canino no le batalló y entró por sus propias patas al inmueble; seguramente tenía alguna preferencia con los Esmeraldas, pues se instaló en la barra de Los de Arriba.

El perrito 'verdiblanco' fue centro de atención de policías, fotógrafos y niños que se acercaban para acariciar, espantar o tomar la foto del color.

Mientras la gente gritaba, alentaba, y vivía intensamente el partido, el cachorro veía la forma de cómo burlar a la seguridad y meterse al campo a ser partícipe de uno de los clásicos más famosos del país.

Y cuando vio el momento adecuado, no lo pensó dos veces y "zaz", pegó el brinco de la cabecera norte al córner que en ese momento defendía León.

A paso firme y moviendo la cola en señal de felicidad, el canino se paseó por toda la pradera derecha, pasó frente a los hombres de Irapuato que hacían movimientos de calentamiento y se adentró en el área técnica en donde se encontró a un Ricardo Rayas pensativo, que analizaba con gran detenimiento su próximo ajuste. Tan concentrado estaba el profe que hasta que el canino lo rebasó, se percató de que esto no era un hecho normal y volteó con sorpresa por un momento a verlo.

El canino 'verdiblanco' tuvo sus cinco segundos de fama al meterse a la cancha como uno más del equipo, aunque lo juguetón le ganó y un silbido que realizó un balonero que se encontraba cerca de la línea de banda lo hizo retroceder y echarse a los pies de éste para que le acariciara la panza. El balonero hizo lo propio para después ahuyentarlo hacia el vestidor.

La historia no terminó ahí, el cachorro tal como entró, salió del inmueble al término del partido, entre el tumulto y cuidando que no lo pisaran se perdió entre los ríos de gente y tomó dirección desconocida, con la satisfacción de vivir más de cerca que nadie el Clásico entre Irapuato y León.

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