domingo, 25 de noviembre de 2012
Fallece 'El capi'
Fallece 'El capi' Montemayor
Alfonso "El Capi" Montemayor Crespo, considerado un ídolo esmeralda, fue defensa estrella del León de 1944 a 1953. Foto: El Sol de León.
El Sol de León
24 de noviembre de 2012
Luis Hernández
León, Guanajuato.- La gloria eterna ya cubre al "Capi" Montemayor, si antes ya era considerado un ídolo, a partir del mediodía de ayer con su partida, Alfonso Montemayor se ha convertido en leyenda, en una estrella que brilla en lo más alto del firmamento.
A los 90 años de edad, víctima de diversas complicaciones renales tras una semana de agonía, el último gran pilar de aquel León Campeonísimo del 44, el honorable capitán de la Selección Mexicana que participara en el Mundial de Brasil de 1950, murió.
La muerte del "Capi" vulnera a todos, lastima hasta al más nuevo de los fanáticos Esmeraldas; duele, le duele a muchos.
"El Capi"... sinónimo de historia, sinónimo de ídolo
La historia del fiero defensor verdiblanco se remonta a los años 20's en su natal Tamaulipas, el líder de la zaga Esmeralda arribó a esta ciudad gracias al futbol en el año 1944, debido a que fue visto en un torneo nacional del que esta ciudad fue sede.
León lo acogió, lo recibió con los brazos abiertos y hoy lo despide con lágrimas en los ojos, con un profundo dolor pero con gratos recuerdos.
Las historias que rondan alrededor del eterno verdiblanco se cuentan por decenas, van desde la vez que jugó ante la Selección brasileña en el monumental estadio Maracaná con una fractura en las costillas, hasta la de aquel día en que en el mismo Mundial de 1950, vistió los colores del Gremio... debido a un problema con la vestimenta del representativo mexicano previo al juego ante Suiza.
"El Capi" es un héroe, es un ícono, es un emblema, es un sinónimo de grandeza, de triunfo, de historia, es una definición de campeón, es el ejemplo perfecto de la palabra "campeonísimo".
El caso Caffaratti
Uno de los pasajes más recordados de su vida fue la tarde de aquel 9 de mayo de 1946 luego de un partido contra el América, por causas totalmente accidentales, el atacante argentino del cuadro azulcrema, Florencio Caffaratti, tocó un cable de alta tensión que estaba detrás del marco defendido en ese entonces por el peruano Eugenio Arenaza. A lo lejos, "El Capi" notó que algo andaba mal con el pampero por lo que de inmediato se lanzó contra él para retirarlo de lo que un par de segundos después hubiera sido una tragedia. Alfonso Montemayor le salvó la vida a Caffaratti, mismo jugador que justo un año después firmara para el prestigiado club español, Barcelona.
Como un agradecimiento, el ariete argentino le regaló una moneda de oro con la inscripción: "F. Caffaratti en agradecimiento a Montemayor".
La eterna dupla Battaglia-Montemayor
Si algo era temido por los rivales que pisaban la cancha del León entre 1944 y 1953 era toparse con una de las duplas defensivas más férreas y poderosas de todo el futbol mexicano: la pareja Battaglia-Montemayor.
La amistad, que se gestó de por medio, terminó hasta hace apenas un año con la partida del "Caballero de las Canchas", con la muerte de Don Antonio Battaglia.
De los números ni hablar
Por si fuera poco, Don Alfonso Montemayor gestó la historia del León con sus propias manos, no fue testigo de ella, él la forjó, él trabajó por conseguir los más grandes logros que hoy colocan al León como un histórico del futbol mexicano.
De las cifras ni hablar, ni todo el dinero del mundo o el asegurado reconocimiento eterno bastarán para agradecer al "Capi" esos tres campeonatos de Liga que ganó para los Esmeraldas en el 48, 49 y 52; ese torneo de Copa obtenido en 1949, el Campeón de Campeones del 48 o el título del Primer Campeonísimo del futbol mexicano ganado en 1948.
Hoy la ciudad llora la pérdida de un eterno baluarte del futbol nacional, lamenta la pérdida del más importante defensor que haya portado con ese orgullo la camiseta verde esmeralda; hoy la ciudad se siente en deuda con un grande, le duele la partida del ídolo, del emblema, le duele hasta lo más profundo.
¡Gracias por todo "Capi"!
Que Dios lo tenga en su santa gloria.
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