domingo, 6 de noviembre de 2011

Triunfo dorado


Triunfo dorado
Un León tan hambriento como contundente goleo a Dorados anoche en el Estadio León. Los verdes consiguen su pase a la liguilla.

2011-11-06•Futbol Mexicano

Éder Pacheco (verde) disparando a gol en la portería de Dorados.

León goleo a Dorados seis goles por uno: Crónica de una autopsia. Ayer los verdes diseccionaron a su rival con precisión quirúrgica y con la frialdad de un carnicero.

Sebastián Maz, Éder Pacheco, Luis Nieves y Montes sentenciaron la eliminación de Dorados y certificaron el pase a la Liguilla de León a la Liguilla.

Y para que no quede dudas, León goleo y calificó de local, terreno que en este torneo fue más hostil e improductivo para los verdes.

Pedro Muñoz mandó el mismo once que alineó ante Altamira: Edgar Hernández, en la portería; Mario Ruiz, Óscar Mascorro, Fernando Salazar y Mario Ruiz, en la defensa; Julio Ceja, Alejandro Corona, Julián Benítez y Lorenzo Ramírez, en medio campo; y en punta estuvieron Éder Pacheco y Sebastián Maz.

Los verdes mostraron solvencia con la pelota y con idea de juego además de un mejor entendimiento colectivo.

Poco podía hacer Dorados en los primeros minutos más que intentar contener la peligrosidad de las bandas verdiblancas que eran explotadas con basta peligrosidad por Lorenzo Ramírez y Julio Ceja que indiscriminadamente intercambian laterales cual enroque de torres en el ajedrez.

Fue precisamente Ceja que encontró sociedad con los centros delanteros y por sus pies nacieron los dos primeros goles del León sirviendo, para el primer gol, a pelota para a donde cerró Maz, y en segunda instancia apareciendo de la nada dentro del área grande para centrar al atento cierre de Pacheco. Al minuto nueve y al 34 respectivamente.

Julián Benítez, más acostumbrado a desparramar talento por las bandas, es sacrificado como escudo; a pesar de que el marcador favorecía a los verdes fue relevado por Edwin Santibáñez. Benítez no sólo no luce en esa posición, se le ve fuera de concentración al paraguayo.

Dorados, como acto reflejo de un equipo al borde de la eliminación, respondió más con bravía que con futbol, y con disparos de media y larga distancia contenía un poco la euforia y eficacia del León al momento de ir al frente.

Ante de irse al descanso el León nuevamente asestó un golpe más, al minuto treinta y nueve Maz marcaba el tercero y dejaba una loza pesada para los visitantes.

Dos minutos después de reiniciar el partido, al 47 de tiempo corrido, Éder Pacheco aprovechó la avenida en la que se había convertido la central de Dorados para marcar el cuarto tanto de la noche.

León bajó la intensidad pero no el ritmo y la peligrosidad, la puntería siempre se mantuvo a tono.

Dorados buscaba alguna respuesta y aprovechó que el León descuidó la guardia y en jugada individual, Pablo Gabriel Torres, descontó para Dorados al minuto 52 de tiempo corrido.

Con el partido casi resuelto y su consecuente calificación Pedro Muñoz le dio descanso a la rodilla de Julio Ceja, que nuevamente deleito con su técnica individual al servicio del colectivo esmeralda.

Luis Montes ingresó al terreno de juego y el resultado fue prácticamente el mismo, peligrosidad al frente.

El partido estaba para que el León se diera el lujo de descansar al goleador y darle minutos al talismán. Luis Nieves regresó al cuadro titular del León luego de perderse trece jornadas completas tras su lesión en el juego de vuelta de las semifinales del torneo pasado.

Ambos cambios rejuvenecieron el ataque, situación que la afición le agradeció a Pedro Muñoz que decidió ir por más en lugar de meter gente para que defendiera, hasta ese momento, el ya buen resultado.

Nieves hizo sociedad al frente y encontró la retribución a su aporte, empujó sólo ante la línea de meta le quinto tanto verdiblanco.

La réplica del sismo goelador esmeralda se dio tres minutos más tarde. Luis Montes encontró un espacio en un momento de virtuosismo y con excelente técnica clareo al arquero rival marcando el sexto y definitivo de la noche.

La goleada puede ocultar un valor más grande y a veces menos tangible, el hambre que mostró al frente el León es el marcó perfecto de la goleada a Dorados. La misión para el León es encontrar el equilibrio entre la ambición y la efectividad.
Francisco Vela | León

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