Márquez de nuevo capitán

Rafa Márquez de nuevo capitán
NÉSTOR GALINDO/ENVIADO ESPECIAL / BARCELONA, ESPAÑA / Publicada el 17/08/2014

Durante la práctica de ayer, en la Ciudad Deportiva del Barcelona, Rafa Márquez volvió a ver a sus compañeros del León, con quienes se divirtió en plan grande.
Le dieron el uniforme con el número cuatro, bromearon y lo admiraron como si el momento nunca fuera a terminar.

Rafael Márquez vivió ayer su penúltimo entrenamiento como jugador del León. En realidad, ya no forma parte de la plantilla. Dejó al Hellas Verona, de la Serie A, solamente por unos días, para ser homenajeado con la Fiera ante el Barcelona, pero en León nadie quiso pensar en eso ahora que volvió el capitán verdiblanco.

Se reencontró con los Verdes a las siete de la noche, en el hotel de concentración del equipo en la ciudad catalana. Saludó a Gustavo Matosas y a Jonny Magallón y recibió instrucciones inmediatas: ponerse la ropa de entrenamiento para una práctica de recuperación en la Ciudad Deportiva Joan Gamper luego del viaje.

Pocas cosas pudieron alegrarlo más. Así se vio en el trayecto y en la llegada al campo siete del complejo. En mayo de 2010, cuando dejó al Barcelona para probar suerte en la MLS con el  Red Bulls, creyó que jamás volvería a ese lugar como jugador y ahora, a sus 35 años, lo hace enfundado en el uniforme verde y blanco con el que se volvió bicampeón de la Liga MX.

El entrenamiento fue ligero. Trote, estiramientos, un largo de “torito” por parejas y un par de charlas grupales con Matosas. En todo momento, Rafa sonrió, disfrutando cada pase y cada sprint. Le dio un “cariño” a Carlos Peña cuando éste falló en el ejercicio y siempre se mantuvo al frente del pelotón.

Matosas pasó la mayor parte del entrenamiento jugando con sus hijos, viendo a la distancia cómo Rafa retomaba ese rol de líder que tanto le ha ayudado en el Bicampeonato. Al final, el uruguayo le agradeció frente al grupo y les pidió a todos los Verdes disfrutar el histórico momento.

Rafa, aún sonriendo, dejó la Ciudad Deportiva como guía de sus casi ex compañeros. Le dijo a Nacho González dónde solía estar el despacho de Pep Guardiola y le señaló la cancha en la que él se preparaba para ganarlo todo con el Barsa en sus época más gloriosa.