domingo, 17 de agosto de 2014

Marcos Aurellio

Marcos Aurellio: el León Blaugrana
OCTAVIO ZÚÑIGA / Publicada el 17/08/2014

Aurellio encontró en Antonio Battaglia a un socio y también amigo.

Un “Pato” con corazón de León, que rompió fronteras en épocas difíciles y bélicas para el mundo, marcó el gol mil del Futbol Club Barcelona y se enamoró de México, uniformado con una camiseta verde esmeralda.

Marcos Aurellio Di Paolo nació en la ciudad de Dolores, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 27 de septiembre de 1920 con una pierna más corta que otra, que provocaba que cojeara al caminar, esta característica años después le daría el mote que llevó durante toda su vida.

Ciudadano del mundo, descendiente de italianos, siempre fue una persona feliz, que no distinguía a las clases sociales, porque ante sus ojos todos eran iguales, era el amigo de todos.

A pesar de que su padre se negaba a que jugara al futbol, su mamá lo consentía y a escondidas le permitía patear la pelota y su talento natural se fue desarrollando, hasta alcanzar un nivel que lo llevó a la selección de su ciudad a los 14 años.

Cuando recién cumplía 15, el joven argentino llegó al profesionalismo, uniéndose al Chacarita Junior, equipo con el que conseguiría el ascenso a la Primera División de Argentina, para después ser vendido al Vélez Sarsfield, con quien logró el título en su país y sería campeón con cada una de las camisetas que vestiría en su carrera.

Aurellio jugaba de interior derecho, tenía una gran calidad para conducir el balón y una contundencia que le valió ser goleador en una época en la que se jugaba con muchos delanteros y pocos defensas.

Marcos Aurellio era su nombre de pila, al ser descendiente de italianos, pero en su paso por México por uso común le quitaron una letra a su apellido y lo escribían como ‘Aurellio’.

Aventura en México

Antes de viajar a México en 1944, invitado por su compatriota José Noguera para jugar acá, Marcos conoce a Iris Casanovas, descendiente de catalanes, en una visita que hace con Vélez a Mar del Plata, se enamora y se casa, para después emprender su aventura con el León.

Los Verdes, que habían llegado a la Primera División por invitación de la federación, contrataron a cuatro jugadores del Vélez que serían históricos. Marcos Aurellio, Ángel Fernández, Antonio Battaglia y Miguel Rugilo.

Aurellio Di Paolo llegó con su esposa a León una noche lluviosa del 15 de agosto de 1944, tras ocho días de viaje aéreo desde Buenos Aires y 12 horas más de tren. En la estación esperaba el hijo de Pilar Ramírez, presidente del equipo en su primera etapa, para llevarlos al Hotel México.

Cinco días después, los cuatro argentinos debutan ante el Atlante en el estadio de Beisbol Patria en un partido que a decir de Horacio Casarín, era de preparación porque su equipo era demasiado poderoso en comparación con León. Aquella tarde el León gana 5-3 y Marcos anota su primer gol en México.

Además del futbol, Aurellio es bautizado como “El Pato” por un aficionado conocido como “El Chato” Candelas, quien desde la tribuna vio cómo caminaba y corría, como cojeando.

Después de tres temporadas destacando en el futbol mexicano, “El Pato” logra su primer título en el futbol mexicano en una campaña de 19 goles, bajo la dirección técnica de su compatriota José María Casullo.

Culminación de carrera y familia

Después de conseguir el primer título en México y a la mitad del torneo 1948-1949, con la recomendación de los catalanes Arcadio Serra y Pepé Serra, el FC Barcelona contacta al jugador argentino y lo contrata.

El primer sueldo que recibió Marcos Aurellio fue de siete mil pesetas y a decir de su esposa Iris, el jugador ganó más dinero en cuatro temporadas como culé, que lo que ganó en toda su carrera.

“El Pato” debutó con el Barsa el 13 de febrero de 1949 ante el Celta de Vigo, con victoria de 3-1, en años donde se vivía zozobra en España, porque recién había terminado la Guerra Civil.

El sudamericano participó en 56 encuentros y anotó 18 goles, destacando el gol mil en la historia del club blaugrana, logrado el 22 de octubre de 1950 en el estadio de Les Corts al minuto del juego, en la goleada que le propinaron al Lleida de 6-1.

A pesar del éxito que estaba teniendo Aurellio en Barcelona, el ritmo de vida tan exigente del club español, la ausencia en casa, a la cual sólo asistía dos días por mes, provocaron que su esposa Iris Casanovas le pidiera al jugador que saliera del club.

El goleador argentino optó por darle la atención a su familia y terminó su relación con el club español una temporada antes de finalizar su contrato, con una cláusula que le impedía jugar en algún otro club de Europa.

En el museo del Club Barcelona está en cuatro lugares importantes. Por el gol mil, entre los extranjeros destacados, en un título culé y entre los mejores de la historia.

Regreso a México

La familia Aurellio Casanovas tuvo un paso breve por Barcelona, pero para nada intrascendente.

Los ofrecimientos para “El Pato” llegaron desde Guadalajara con el Atlas y desde Puebla, pero la pareja decidió que la única opción para regresar era León, donde años antes los habían recibido como en casa y donde se sentían en familia.

Así que sin pensarlo demasiado, Marcos Aurellio vuelve a vestir la verde esmeralda y de inmediato la gloria regresó a León. Consiguió su segunda corona de Liga en la temporada 1951-1952, ya bajo la dirección técnica del español Antonio López Herranz y con Antonio Carbajal como compañero en la portería. Sería el máximo anotador de la Fiera con 11 tantos.

Después pasarían tres temporadas más para que la Fiera consiguiera su cuarto título de Liga, en el que Marcos Aurellio también sería una pieza importante.

Fuera del futbol, el futbolista argentino, junto con su compatriota Óscar Nova fundan el restaurante El Rincón Gaucho, que se mantiene hasta esta época como uno de los más representativos en la ciudad.

“El Pato”, considerado por muchos como el mejor extranjero que ha vestido la playera de León, se retiró del profesionalismo en la temporada 1956-1957 y como entrenador estuvo con Celaya y con el conjunto del San Sebastián.

Después de una brillante carrera como futbolista y como empresario, además de ser admirado y querido por la gente leonesa, Marcos Aurellio Di Paolo falleció el 28 de septiembre de 1996 a los 76 años, en León, entristeciendo a toda una ciudad que lo admiró en vida y que no cupo en el templo de San Judas Tadeo para brindarle el último adiós.

Marcos Aurellio, rebautizado en León como “El Pato”, el amigo de todos, el símoblo de la Fiera y el anotador del gol mil del Barcelona, es una historia que solamente una leyenda se puede dar el lujo de escribir en la eternidad.

Así lo veía su hijo fuera de la cancha

“Le gustaba el tango y la filosofía de la música, que le parecía similar con la música ranchera, entonces él las combinaba, antes de que hubiera tangos cantados en Mariachi él lo hacía, las letras de las canciones eran lo que le fascinaba”

“Era una persona completa porque todo lo que hacía lo hacía bien, fue aficionado práctico y toreó para eventos de beneficencia”

“Su lugar favorito, antes de que abriera El Rincón Gaucho, era el Hotel México, a donde todos los lunes nos llevaba a comer cocido”

“Su color favorito era el verde, tenía los ojos verdes y decía que se ponía camisas verdes para que le resaltara los ojos”

“Los deportes en general le gustaban, menos el béisbol, entonces cuando llegaron en 1944 jugaban en el Estadio Patria y como era un estadio de béisbol, tenían que quitar el montículo del pitcher, entonces él decía que cómo un deporte se puede jugar en una montañita”

“Estoy orgulloso de mi padre”

El hijo mayor de Marcos Aurellio Di Paolo, el arquitecto Juan José Aurellio Casanovas, vio en su padre un gran ejemplo dentro y fuera de las canchas.

“Estoy muy orgulloso de él, tremendamente agradecido con él, por todo lo que me enseñó no sólo en el futbol, sino en la vida”, dijo.

“Marcos Aurellio fue un hombre dedicado en cuerpo y alma al futbol, él nació con una pierna más corta que la otra, obviamente el doctor no lo dejaba jugar futbol, de ahí le viene el mote de ‘Pato’, por cómo caminaba y corría, cojeando”, comentó.

Como mascota del equipo, “El Patito” como le llamaban cuando era pequeño, pudo compartir muchos momentos con su padre, cuando jugaba con León y guarda recuerdos muy gratos.

“Vi todos los partidos de mi papá con León porque fui mascota, entonces los vi todos”, compartió.

“Cuando tenía nueve años, un reportero entrevistó a mi papá y me preguntó a mí que porqué no jugaba futbol, porque mi papá había dicho que se iba a retirar cuando yo le quitara el puesto. Entonces le dije: ‘Va a ser eterno jugando futbol’. Yo no lo iba a hacer porque el paquete era muy grande, suplir la imagen, la categoría y la habilidad que él tenía para jugar era muy difícil”, recordó el ahora empresario.

Juan José tuvo la oportunidad de platicar con su padre sobre los sentimientos que le generaban León y Barcelona, instituciones a las que guardó un gran cariño y de las cuales ahora forma parte de su brillante historia.

“Barcelona fue la cúspide de su carrera, pero creo que sentía más los colores de León. Tan es así que cuando terminó su campaña en Barcelona lo podrían haber contratado muchos equipos, pero prefirió León porque la gente de aquí los recibió con los brazos abiertos y él nos enseñó a mi hermana y a mí a amar a México”, dijo.

Aunque guarda mucho recuerdos de su padre, hay uno en particular que vive en su mente y que de inmediato le llena de alegría y orgullo.

“Cuando fue campeón en el 57-58, la gente los esperó en la Calzada y desde ahí hasta Palacio Municipal, hasta el balcón central lo llevaron a hombros y él me alzó para recibir la ovación del pueblo de León porque eran campeones”, recordó.

Hoy en día sus hijos viven orgullosos de ser la sangre de un hombre nacido para ser campeón.

“Era amigo de todo León”

La señora Iris Casanovas, de 92 años, revive como si fuera el guión de una película los momentos que vivió con su esposo Marcos Aurellio Di Paolo, durante su carrera y vida.

“No conocíamos nada de México, León no era ni la sombra de lo que es ahora, estaba sin pavimentar, en la noche cortaban la luz”, recordó.

“El primer partido de Marcos Aurellio en León fue contra el Atlante, vivíamos en el Hotel México y ahí llegaron los jugadores de ellos y entrevistaron a Horacio Casarín, dijo que para ellos era un entrenamiento venir a León, porque el Atlante era un equipo muy fuerte. Entonces cuando León ganó 5-3 se fueron enojados porque no había salido como ellos pensaban, mientras que para la gente de aquí fue una cosa preciosa”, dijo emocionada.

Barcelona era un paraíso porque era muy parecido a Buenos Aires, comentó Iris, pero la ausencia de su esposo fue algo difícil de superar.

“En 1949, a finales de enero, nos fuimos a Barcelona. Mi marido jugó cuatro temporadas allá, le faltó una, pero yo estaba cansada de estar sola porque cada 15 días estaba un día en la casa y cuando no estaban concentrados estaban de viaje. Mi hijo tenía un año y no podíamos salir. Le pedí que nos regresáramos a Argentina o a México, pero si era a México, sólo a León”, dijo.

“En ese momento muy egoísta pensaba nada más en mí y en mi soledad. En Barcelona le hicieron firmar una carta para dejarlo salir, pero sólo a América, no a Europa”, aseguró.

El gran amor de Marcos Aurellio en su patria era el River Plate, equipo en el cual le hubiera gustado jugar.

“El verde y el blanco eran su máximo. Su ideal hubiera sido jugar en el River Plate, que era su favorito, ése hubiera sido su máximo, pero se vino muy joven a México”.

El recuerdo de Marcos Aurellio en la mujer que lo amo durante toda su vida es profundo y recuerda cómo toda la gente se unió a ella cuando el ídolo esmeralda tuvo que partir.

“Marcos era una persona que le gustaba hablar con todo el mundo, era amigo de todo León”, platicó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario