domingo, 12 de mayo de 2013

La noche más GLORIOSA



FRANCISCO HORTA /@SUPERDEPORTIVO / Publicada el 12/05/2013

El trofeo que levantó Melitón Hernández selló la alegría que estaba esperando la afición esmeralda durante una década. / Fotos: Archivo

Después de 10 años de intentos fallidos llegó el 12 de mayo del 2012 en un Nou Camp repleto de aficionados unidos por la ilusión de ver a la Fiera dejar el infierno de la Liga de Ascenso y regresar por la puerta grande al Máximo Circuito.

El objetivo no era sencillo; existía un fuerte “enemigo” que había que vencer y esa era la ansiedad y el propio temor que en los seguidores esmeraldas se creaba cada que su escuadra llegaba a pelear una final de ascenso, luego de fracasar en tres intentos (contra Irapuato en 2003, Dorados en 2004 e Indios en 2008).

Muchos exclamaron aquella noche que “si no era ahora, no sería nunca” y aunque pudiera interpretarse como negativo, al saber que habían esperado una década este mismo momento, era comprensible entenderlo.

Esa noche también estaba en contra el marcador, que era de 2-1 a favor de los Correcaminos, pero en los jugadores y en la afición aquella atajada de Melitón Hernández y el gol de Nacho González hacían pensar que esta ocasión sería diferente.

Hace un año con un contundente 6-2 global y un espectacular juego lograron que un plantel de 27 elementos se convirtiera en el héroe de toda una ciudad.

Todo comenzó a partir del minuto 17 cuando en tiro de esquina cobrado por Montes llegó el cabezazo certero de “Gullit” y posteriormente un gran estallido, tres minutos más tarde apareció Luis Nieves y al cierre del primer tiempo llegó el tercero por medio de Éder Pacheco para irse al descanso con medio pie en primera nacional.

Para el segundo tiempo con el doblete de Burbano y la nula reacción de un “Corre” comenzó a cambiarse el “¡Vamos a volver!” por el “¡Sí se pudo!” , que pasarán los años, pero dicho momento quedó guardado por siempre en la mente de los aficionados que por 19 torneos esperaron entre desilusiones el momento de que el destino les hiciera justicia.

Darío Burbano, quien aquella noche fue partícipe del cuarto gol, no olvida el momento en que la gente vitoreó su nombre al unísono de “¡Burbano, Burbano!”, y reconoce que se le puso la piel “chinita”.

“Es una imagen que nunca se olvida, ese momento en que silba el árbitro y toda la afición comenzó a gritar y brincar efusivamente por vivir lo que algunos imaginaron que no llegaría”.

Para Carlos “Gullit” Peña ese partido es uno de los recuerdos por los que más siente cariño por la afición leonesa y detalla cómo es que ese partido se convirtió en el comienzo de una cascada de oportunidades en su carrera.

“Desde que llegué al León me causó mucha ilusión el poder ser partícipe de un sueño que tenia la afición desde hace 10 años y lo mejor fue que pudimos en base a unión y esfuerzo regalarles ese anhelado ascenso”.



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