jueves, 29 de octubre de 2015

Aficionados indiferentes


El verdadero homenaje a Gustavo Matosas fue de sus ex jugadores. Foto: Eduardo Maceira / El Sol de León.
El Sol de León
29 de octubre de 2015

Luis Hernández

León, Guanajuato.- Habrá quien piense que fue indiferencia, habrá quienes sospechen que fue grosería... pero la afición del León recibió a Gustavo Matosas como un entrenador con méritos previos en el equipo pero sin llegar a la idolatría; Hubo palmas ante su retorno, pero nada más.

Apenas dio sus primeros pasos dentro de la cancha del dos veces mundialista inmueble, luego de permanecer en el túnel durante todo el protocolo previo de la Copa MX, y la afición ya reconocía con aplausos a su ex domador.

Sí, había palmas, incluso ligeras ovaciones, pero nadie coreaba su nombre, nadie mostraba mantas en su honor, nadie le pedía que volviera, Sin embargo, el verdadero homenaje vino cuando todo el plantel actual de los Esmeraldas, salvo los últimos refuerzos, se acercó al entrenador que los hiciera bicampeones para fundirse en un gran abrazo. Todo aderezado, ahora sí, con una muestra de afecto por parte de los hinchas, y algunos abucheos que también se dejaron escuchar.

Ya con el calor del encuentro, Matosas se encendió, como es costumbre; llegó su intensidad, recorrió cada centímetro de la zona designada para su estadía durante el partido; pero la afición leonesa hacía su partido, esa misma hinchada a la que él tanto reconoció en su momento, tomó con total indiferencia su presencia, se limitaron a ver el partido, a presenciar el encuentro, a aplaudir a su equipo y en las ocasiones pertinentes a abuchear al rival, pero nada especial en contra de él.

Y es que a pesar de que las miradas estaban puestas en el recibimiento al ex domador, dado que realmente se esperaba que se coreara su nombre o que se le abucheara todo el encuentro, nada de eso pasó; sí hubo palmas, sería un error no mencionarlo, pero la indiferencia fue la que marcó la pauta durante el retorno, incluso para la barra local de Los de Arriba, la presencia de Gustavo Matosas pasó desapercibida especialmente, no hubo una manta, no hubo ningún mensaje, hubo palmas tibias y cánticos de soporte al equipo.

Al término del encuentro, el estratega de los Rojinegros se acomodó sus elegantes prendas y se fue al vestidor. No pasó más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario