miércoles, 17 de septiembre de 2014

Coloso de Santa Úrsula


Melquiades Sánchez una historia viva en el estadio Azteca. Foto: El Sol de León.
El Sol de León
18 de septiembre de 2014

México, Df (Notimex).- Melquiades Sánchez Orozco, la voz oficial del Estadio Azteca por casi 48 años, quien ha dejado parte de su vida en el "Coloso de Santa Úrsula", señaló que siente que le abren los brazos cuando llega al recinto.

"He dejado una gran parte de mi vida, cada vez que llego al estadio parece que me abren los brazos, eso le dije una vez al dueño del lugar, a don Emilio (Azcárraga), de ahí comenzó la bulla que hasta las piedras me hablaban", comentó en tono de broma.

Don Melquiades, quien ha tenido todo tipo de experiencias, en entrevista con Notimex recordó cómo llegó a ser la voz oficial del Azteca: "Trabajaba en una estación de radio perteneciente al sistema Radiópolis, las oficinas estaban en el mismo edificio donde estaba la oficina de futbol del Distrito Federal".

Detalló que le daban permiso de vender palcos y plateas: "Nunca vendí nada, pero la relación estaba muy cercana. Había varios locutores, pero cuando se formalizó el campeonato me llamaron a mí, dijeron: 'Qué les parece que vaya El Pintor', así me conocían; con la anuencia de los jefes me vine a hacer cargo del sonido local".

Explicó que la primera vez, un joven que trabajaba en el equipo América, quien les vendía impermeables y reloj, un día llegó a Radiópolis, "me dijo que me esperan en el Azteca el domingo, pero no fui, a la siguiente semana me dijo que me estuvieron esperando y que iban a decir que él no me había comentado nada".

Don Melquiades agregó que le preguntó a su jefe inmediato y le confirmó que sería el encargado del sonido local. "La primera vez sentí pánico escénico, estaba acostumbrado porque era locutor en los partidos en el Campo de Oro, antes el Estadio Jalisco".

"No estaba tan ignorante en un partido, pero el pánico se presentó, la incógnita era cómo le iba a hacer, no había nadie que me dijera, empecé imitando a los de allá (Guadalajara), di alineaciones, goles, cambios y alguno que otro comercial".

Apuntó que tuvo su "bautizo" en un juego del Atlante, estaba el jugador argentino Evaristo, "no recuerdo contra quién jugaban, anotó el Atlante y yo anuncié que fue Evaristo, pero no salió en el segundo tiempo, empezó la rechifla y hasta me dijeron que ya dejara la botella, ese fue mi bautizo".

Recalcó que "la palomilla" es dura, pues una vez le pidieron que voceara a un familiar perdido: "Me dijo un señor que lo hiciera, pero que no recordaba cómo se llamaba su hijo, sólo que le decían 'La Mosca', no supe si me jugó una broma. Hubo varias cosas por el estilo".

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