lunes, 23 de julio de 2012

Encierran a porras



Encierran a porras del León
Cuando el partido terminó, se armó la gresca en el exterior del Estadio Corregidora. Foto: Gustavo Becerra
Estuvieron 2 horas atrapados en el estadio. Escolta Policía a 3 mil leoneses para evitar ataques de queretanos furiosos.
Por REDACCIÓN / VÍCTOR HUGO LARIOS / FRANCISCO HERNÁNDEZ / QUERÉTARO
Publicada el 07/22/2012
Más de 3 mil aficionados leoneses quedaron bajo resguardo casi dos horas en una cabecera del Estadio Corregidora de Querétaro, para evitar que fueran atacados a pedradas por seguidores de los Gallos Blancos.

La violencia se desató desde antes que concluyera el partido en el que el León derrotó 2-0 al equipo queretano.

Un grupo de aficionados de los Gallos atacó a los leoneses, lo que obligó a la Policía a custodiarlos en la tribuna.

Cuando el partido terminó, los queretanos se lanzaron a atacar los autobuses de los leoneses, pero fueron contenidos por la Policía con gases lacrimógenos y balas de goma.

En la cancha también hubo un conato de bronca entre jugadores. Los ánimos se calentaron en el exterior del estadio, donde se desató una riña campal.

Los seguidores del equipo esmeralda pudieron salir del estadio dos horas después y sus vehículos fueron escoltados por la Policía hasta la caseta de cobro.

Blindan a leoneses

Las horas de celebración luego del triunfo 2-0 de León ante Querétaro debieron esperar, antes la afición esmeralda debió pasar momentos de angustia ante la furia de los aficionados a los Gallos.

Dos horas pasaron para que pudieran salir del Corregidora, un fuerte operativo de las policías Municipal, Estatal y Federal resguardó la integridad de los leoneses.

Afuera, se escuchaban detonaciones de arma, cerca de 3 mil personas con playera esmeralda  esperaban impacientes para poder tomar el camino de regreso a casa.

La Policía se plantó frente a las barras queretanas, “La Resistencia” quería desquitar la pena deportiva con agresiones; los policías resistieron estoicos las acometidas.

Desde minutos antes de concluir el juego, el equipo de seguridad privada salió huyendo al no tener nada, auténticamente nada, con qué defenderse de los aficionados queretanos.

Aunque la gente del León intentaba no responder a las agresiones, era prácticamente inevitable la respuesta a los insultos y a los artículos que les aventaban a la distancia.

Pero la Policía no cedió terreno, la custodia de los aficionados esmeraldas fue cabal, decenas de familias tuvieron que aguantar, por su seguridad, en la soledad del estadio, más de 90 minutos después de que concluyera el juego.

Los cerca de 500 policías que se montaron al operativo disiparon a los rijosos prácticamente una hora después, no sin que antes los propios seguidores de los Gallos atacaran una patrulla a pedradas y a los policías, que respondieron con gases lacrimógenos y balas de hule.

A la gente del León le sirvió el blindaje, luego de la espera, cada autobús fue resguardado hasta por 4 patrullas hasta la caseta de cobro, ya en la autopista a Salamanca.

Familias leonesas, ante la desesperación, pedían el resguardo personalizado de las autoridades, que accedieron en la mayoría de los casos.

Otros más, ansiosos, prefirieron comprar playeras del Querétaro para poder salir sin problemas de la ciudad por su propia cuenta.

Sólo un encontronazo, sin consecuencias se dio, cuando de auto a auto, unos seguidores locales, arrebataron y rompieron las banderas leonesas de las personas que viajaban en un auto, no hubo respuesta en la agresión.

Los autos blindados, los oficiales de la policía canina y la montada, al final rindieron buenas cuentas, aunque el trabajo no fue menos intenso ante la reserva que guardó la afición esmeralda.

Impusieron su ley

La Ola Verde se apareció y se apoderó de la tribuna, como su equipo de la cancha, en el Corregidora.

Caliente de principio a fin, el partido de la Fiera contra el Querétaro terminó a favor de la visita y el resultado no lo cambió ni la más sentida y profunda mentada de madre.

Desde el principio pintó para victoria, y tal como se lo esperaba la afición que viajó 3 horas hasta Querétaro, ganó fuera de casa.

El encuentro terminó, pero la porra del rival se puso “galla”. La afición todavía no salía del estadio y comenzaron a volar piedras en la tribuna. Como fuera, los verdiblancos se refugiaron. Salieron ilesos.

“¡Trancas cabr…!, ¡trancas!”, gritaba el aficionado de la “fiera” Hugo López a la porra contraria. Intentaba calmarlos.

Ya en Querétaro un retén de la policía Federal los esperaba. Revisaron a cada uno de los aficionados esmeraldas.

Pasaron el filtro y siguieron avanzando pero fue hasta que Burbano clavó el primer gol que las porras “Ultra Verde” y “Los de Arriba” pasaron la última revisión.

Bajaron del autobús, entraron a La Corregidora y cantaron a pulmón tendido.

“¡León! ¡León! ¡León!”

Durante el juego todo estuvo calmado, pero cuando Melitón sentenciaba la victoria que luego remato Edwin Hernández con un 2- 0, los problemas comenzaron.

Piedras volaban en tribuna. La afición de León avanzaba para afuera, nada malo pasó.

EL DATO

Afición esmeralda

Más de veinte camiones se coordinaron para viajar a La Corregidora, ya en el estadio, de unieron cerca de 3 mil seguidores de los verdes, que celebraron los goles como en casa, al final, debieron ser resguardados para evitar ser agredidos por la porra local.

Y volvió la agresión

La violencia volvió a las afueras del Estadio Corregidora; la caída de los Gallos 2-0 ante los Esmeraldas del León sólo presagió un episodio negro que terminó con una campal entre los cuerpos policiacos y la porra local.

Escondido en el anonimato de las gradas, un aficionado local de la cabecera sur decidió aventar el primer vaso hacia la porra visitante, que de inmediato respondió con un bombardeo de objetos y líquidos que bañaba una y otra vez los palcos.

La ira de los aficionados incrementó en el segundo tiempo y a pesar de que ya varios habían sido retirados del inmueble, un errático penalti atajado por el portero del León silenció a las barras de Gallos y por el contrario provocó una oleada de porras y burlas de los visitantes que se agudizaron más con la caída del segundo gol.

Terminó el partido, pero no las provocaciones. Las porras de los Gallos tardaron en salir, se planeaba algo; un ataque campal a los camiones de sus similares guanajuatenses que terminó por ser fallido, pues en lugar de ellos, chocaron con los policías

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