REGINA YÉPEZ / REDACCIÓN Publicada el 09/12/2015
Carlos ‘El Gullit’ Peña, esboza una sonrisa durante una rueda de prensa, ayer en las instalaciones del Club León.
Era la picardía dentro de la cancha, la serenidad e ímpetu combinados en un físico privilegiado que protegido por la armadura esmeralda, logró más de lo que su mente pudo siquiera concebir. Por eso las lágrimas en los ojos, la voz entrecortada y la promesa: “Espero regresar, jugar otra vez en León y retirarme acá”.
Si en sus manos hubiera estado, Carlos Peña no se habría ido nunca de León; ayer lo dejó muy claro en su última rueda de prensa como jugador verdiblanco, en la que también entendió lo ingrato que puede llegar a ser un negocio como el futbol.
Fue la directiva, como lo dijo con claridad, la encargada de señalar su destino y marcarle el rumbo en un equipo que sin embargo, reconoció como uno de los grandes de México.
“Yo nunca pensé en salir de León, quisiera estar siempre aquí pero esta decisión es de otros, la tomó la directiva, no fue mía”, dijo sin pensar el “Gullit” cuando la realidad lo golpeó justo en la cara, cuando entendió que se alejaba del equipo donde encontró su mejor nivel y le permitió ser parte de la Selección Mexicana.
“No puedo quedarme con un solo momento de todos los que viví, fueron muchos. Cuando llegamos, la gente no confiaba en mí, en el ‘Chapito’, el ‘Aris’, en Melitón, en ninguno de los que llegamos y recibimos muchas críticas. Pero luego llegó el ascenso, el campeonato, la Libertadores, cuando fui a Selección, el bicampeonato, todos esos momentos me los llevo bien presentes”.
Uno a uno como en una película, cada triunfo, cada derrota, cada vivencia como jugador felino pasó por la mente de la “Bestia”, que ayer no dudó en mostrarse como era: dolido, triste. Muy diferente al fuerte apodo que Matosas le regaló.
“Todos los golpes físicos que he recibido, los partidos que jugué esguinzado, con las puntadas en el pie, eso la gente no lo sabía, todas las patadas, como jugué; no se comparan con el dolor que hoy siento”, reconoció con lágrimas en los ojos.
Previo a su aparición, el club ya se despedía de su jugador, proyectaba un sentido homenaje al protagonista de aquel mágico gol en La Bombonera en el Clausura 2014, al dorsal “27” que con su sonrisa y talento se echó a sus compañeros y a la afición esmeralda a la bolsa. Así, la rojiblanca no se le podrá resistir a su llegada.
“(Jorge) Vergara y el ‘Aris’ (Edwin Hernández) me dieron la bienvenida a Chivas, yo quiero aportar como lo he hecho en todos los equipos a los que he llegado, seguiré siendo el mismo, nunca he cambiado mi forma de trabajo desde que llegué a Pachuca a los 13 años, ¿por qué cambiar ahora que llego a Chivas si lo que he hecho me da hado resultados”.
Ayer se confirmó, La Fiera perdió una de sus piezas, una de las más importantes y la que le daba forma a un cuadro felino que sentirá su ausencia, su clase y habilidad que en pocos años, le permitieron escribir, con letras de oro, su nombre en la historia de León.
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