NÉSTOR GALINDO Publicada el 2016-04-02 22:00:29
Guillermo Burdisso realiza un cabezazo ante la marca de José María Basanta, en el juego entre León y Monterrey en el Nou Camp. Foto: Guadalupe Becerra
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Monterrey venció 1-2 al León con una pegada y un ataque de otro nivel. La Fiera respetó demasiado al líder del Clausura 2016 y cayó al quinto sitio tras 12 jornadas.
Maxi Morález cabeceó al ‘9 para poner el 1-0, pero Rayados validó su autoridad con una voltereta en remates de Aldo de Nigris (‘62) y Chema Basanta (‘83). Los Rayados se quedaron con diez hombres desde el minuto 53, cuando Rogelio Funes Mori vio la roja por insultar al árbitro y en el tiempo agregado, Jesús Zavala también se fue, por una patada sobre Luis Montes.
La tercera derrota como local en cinco juegas, deja claro que hoy, con Luis Fernando Tena, León por fin sabe lo que es vivir sin Gustavo Matosas.
Cierto que fue Juan Pizzi quien relevó al uruguayo hace 16 meses, pero en realidad es hasta este torneo cuando los aficionados han debido acostumbrarse a otro equipo.
En conjunto y en estilo, este León es otro. Le falta velocidad al ofender y confianza al organizarse. A veces le quema la bola desde la media cancha y en otras jugadas, de plano contempla al rival, esperando su error o su piedad.
Sólo Elías Hernández conserva intacta su chispa. De su botín derecho nació el 1-0, con un servicio templado que salió de la banda derecha y terminó en la contraria. Maxi Morález, quien apenas supera el 1.60 de estatura, cabeceó picado y se agigantó en el festejo.
Fue entonces cuando Monterrey entró al campo. Funes Mori calentó con un doble cabezazo que William Yarbrough repelió boca arriba y Dorlan Pabón ensayó desde la media distancia.
Inexplicablemente, la energía de Elías se agotó antes de llegar a la media hora. Perdió minutos fuera del campo, atendiéndose de un golpe, y exatravió el rumbo al cambiarse de banda.
Sin su desequilibrio pegado a la raya lateral, al León le faltaba electricidad. Sólo Aldo Rocha atinaba a dársela con sus arranques juveniles. Primero condujo 30 metros hasta dejar la bola muerta en el área enemiga y luego, muy cerca del descanso, clarificó para que Elías se reanimara con un centro que Boselli no alcanzó a cazar.
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