jueves, 5 de noviembre de 2015

Fiera hasta el final


REGINA YÉPEZ / Publicada el 05/11/2015


La afición Esmeralda supo aceptar la derrota en la final de Copa MX.

Un gol es capaz de muchas cosas: de dejar mudo un estadio o bien, de hacerlo explotar, de hacer que el equipo local festeje o que los rivales se desinhiban, de impedir a León coronarse como el máximo ganador de la Copa MX, y también de concederle al Rebaño Sagrado la posibilidad de festejar su tercer título.

“¡Chivas, Chivas!”, no se escuchaban más gritos en la cancha que los de la afición tapatía, no había más color en la tribuna que el rojiblanco que después del gol de Oswaldo Alanís, pobló al por mayor cada una de las zonas del Nou Camp.

Vaya que se ganaron sus cinco minutos de fama, igual que esos camarógrafos que no querían salirse de la cancha aunque los dos equipos ya estaban listos para jugar la final... y es que ¿por qué sólo ellos pueden salir en la tele?

Bueno, es que hay que entender que para todo hay momentos, menos para lesionarse... ¡ay Novaretti!, ves la tempestad en la defensa y no te hincas, ¡qué sería de León sin Magallón!, siempre listo, siempre preparado, aunque ni su nombre haya salido en la pantalla gigante del Nou Camp.

¿La Copa no se merecía que funcionara?, ¿ni siquiera la final?; hay que entender, quizá era demasiado el gasto de luz para un partido en el que Jorge Vergara -no León-, era la estrella.

Como todo un “rockstar”, Vergara se tomaba fotos con los aficionados, sufría, no sabía si pararse, si sentarse, si brincar, si quitarse el manos libres... el gol de Alanís decidió todo, ¡había que festejar!

Chico le quedó a la directiva tapatía el pequeño cubículo en el que fueron encerrados para observar el partido, la felicidad no cabía en él y hasta el techo parecía querían tirar, era entendible... 40 años después, por fin volvieron a levantar la Copa MX, ese trofeo en plata, verde, blanco y rojo, extraño, quizá no tan bonito, pero igual vale.

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